viernes, 3 de diciembre de 2021

La verdad está en el ir

 “Jesús agregó:  ¿Qué les parece esto?  Un hombre tenía dos hijos.  Se dirigió al primero y le dijo:  Hijo, hoy tienes que ir a trabajar a mi viña.  Y el respondió:  No quiero.  Pero después se arrepintió y fue.  Luego el padre se acercó al otro y le mandó lo mismo.  Este respondió:  Voy, señor, pero no fue.

 

Jesús, pues preguntó:  ¿Cuál de los dos hizo lo que quería el padre?  “Ellos contestaron:  el primero, y Jesús prosiguió:  En verdad, los publicanos y las prostitutas les preceden a ustedes en el Reino de los Cielos.  Porque Juan vino para indicarles el camino del bien y ustedes no le creyeron mientras que los publicanos y las prostitutas le creyeron; ustedes fueron testigos, pero ni con esto se arrepintieron y le creyeron”.



 El reinado de Dios es el reinado de la Palabra hecha carne (y no hecha enunciado), de la obediencia radical y cumplida, y solo entran en ese reino los que escuchan y practican el evangelio.  Por lo tanto, creer no es saber mucho y mejor que los otros, ni conocer la voluntad de Dios, ni tener como ciertas las verdades que la Iglesia nos propone…, sino llevar una vida coherente con el evangelio.  Por eso Jesús, que condena la hipocresía de los santones de Israel, muestra toda su simpatía por el hijo protestón de su parábola y se sienta a comer y beber con pecadores públicos.

martes, 23 de noviembre de 2021

No tardes más 🔥

El propósito divino hay que descubrirlo en Jesús, no tardes más.

jueves, 13 de mayo de 2021

PARA MISIONES

Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia, porque, en las grandes tribulaciones con que han sido probadas, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediéramos el privilegio de participar en este servicio para los santos.

2 Corintios 8:1-4.

Sus manos templaban al poner dentro de mi bolsillo el arrugado billete. “Es para misiones”, me dijo casi al oído. Recordé que aquel anciano sólo recibía mensualmente 18,00 dólares como pensión, y de eso él ya había dado el diezmo.

Lo siento, pero no puedo tomar ese dinero — le dije—, yo sé que usted tiene muy poco para sus propios gastos.

Sus ojos me miraron con fijeza y con severidad cuando me dijo: — Pastor ¿sólo porque soy pobre va usted a negarme el privilegio de dar para una causa que amo tanto? —W. E. Grindstaff.

Paz y Gracia 

🔥❤️✝️🌍


Desafio Peniel

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Loco por Jesucristo y por su Reino.