lunes, 7 de junio de 2010

TESTIGO SILENCIOSO


Filipenses 1


Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Mas si el vivir en la carne, esto me será para fruto de la obra, no sé entonces qué escoger;Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de ser desatado, y estar con Cristo, lo cual es mucho mejor: Empero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.
Y confiado en esto, sé que quedaré, que aun permaneceré con todos vosotros, para provecho vuestro y gozo de la fe; Para que crezca vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi venida otra vez á vosotros.
Solamente que converséis como es digno del evangelio de Cristo; para que, ó sea que vaya á veros, ó que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, unánimes combatiendo juntamente por la fe del evangelio

En una bella y cálida mañana de enero, un colega y yo estábamos tomando un desayuno en una cafetería al aire libre en el Parque Mac Ritchie Reservoir en Singapur. Con un bello lago y Jardines inmaculados a nuestro alrededor, el escenario era silencioso, tranquilo y encantador, y una ligera brisa soplaba por todo el agua.
     En una mesa cercana, una joven estaba sentada en silencio leyendo su Biblia. Estaba absorta en el texto y ocasionalmente levantaba la vista para considerar lo que había leído. Nunca dijo palabra alguna, pero su corazón y sus prioridades nos eran visibles a todos en esa cafetería. Era un testimonio, suave, positivo y silencioso.
Ella no estaba avergonzada de Cristo o de su libro. Tampoco no predico un sermón ni canto ninguna canción. Estaba dispuesta a que se le identificara con el Salvador, pero no necesitaba anunciar su lealtad.
En nuestros intentos por compartir el mensaje de Jesus, debemos finalmente usar palabras. Porque en última instancia las palabras son necesarias para presentar el evangelio. Pero también podemos aprender del ejemplo de esta mujer.
Hay momentos cuando el silencio de nuestras acciones diarias habla en voz alta, revelando nuestro amor por el Señor. En nuestro deseo por compartir a Cristo con un mundo quebrantado, no ignoremos el poder de nuestro testimonio silencioso.

Da testimonio de Cristo con tu vida asi como también con tus labios.

Desafio Peniel

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Santa Cruz Bolivia

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