Jesús combate los males que arruinan la vida y revitaliza a
las personas con sus palabras y obras.
A través de su acción y su anuncio, Jesús combate el hambre, la enfermedad, la tristeza, la ignorancia, el abandono, la soledad, la letra que mata, la discriminación, las leyes las leyes opresoras, la injusticia, el miedo, los males de la naturaleza, el sufrimiento, el pecado, la muerte, el demonio.
Jesús vino “para que todos tengan vida, y vida abundante”. A quien quiere seguirlo le da el poder de curar las enfermedades y de expulsar los malos espíritus. El discípulo debe asumir el mismo combate por la vida.